Insulina para diabéticos
La introducción de la insulina en la terapéutica
de la diabetes es de tal importancia que ha dividido todo lo referente a esta
enfermedad en dos eras: la preinsulínica y la postinsulínica. No sólo varió el
pronóstico sino que cambiaron muchos problemas. Disminuyó la frecuencia e hizo
reversibles a la acidosis y coma diabéticos; permitió sin peligro la cirugía y
el embarazo y alejó el riesgo de las infecciones. La probabilidad de vida que,
en la diabetes juvenil en la era preinsulínica era menor de dos años, se
extiende en la actualidad en varias décadas.
Pero la supervivencia prolongada de estos
enfermos, la posibilidad de poder mejorar el pronóstico en los embarazos, las
intervenciones quirúrgicas o las infecciones o, simplemente, seguir la
evolución de la historia natural de una vida, abre al médico una nueva
problemática, insospechada en la era preinsulínica, que comprende desde
microangio- patía o la patología de la embarazada y del hijo de madre diabética
a la ubicación psicológica que tiene el niño o adolescente diabético.
Hay todo un capítulo de patología de la diabetes
abarcado por la hipoglucemia por insulina, por la insulinorresistencia, la
alergia o las lipoatrofias insulínicas.
La insulina también ocasiona problemas
relacionados con la diabetes y salud pública. En el plano de la comunidad,
ante la necesidad de arbitrar su abastecimiento en condiciones normales o de
emergencia, y buscar nuevas fuentes o de producción ante el consumo creciente
de esta hormona.
En los últimos quince aflos la situación ha
cambiado sustancialmente. Se conocen los elementos que regulan la producción
desprendimiento, circulación o utilización de la insulina. Se han estudiado los
antagonistas y establecido las diferencias entre la insulina endógena y la
administrada terapéuticamente. Adquiere importancia, ya no el déficit absoluto,
sino el relativo de insulina, y empiezan a explicarse así problemas, como el de
los grandes requerimientos o el de la insulinorresistencia.
Paradójicamente, el avance que hubo en los
últimos años en el estudio químico, inmunológico o fisiológico de la hormona no
se ha manifestado hasta ahora en nuevos elementos respecto de la insulinote-
rapia en sí. Desde la introducción de las insulinas en suspensión de cinc
(insulinas lentas, ultralentas y semilentas),en 1956, casi no han aparecido
nuevos tipos de insulina y los esquemas de aplicación no han cambiado. No se ha
podido eliminar la aplicación parenteral.
La introducción de la terapéutica bucal con
sulfonilureas y biguani- das plantea una nueva actitud del médico frente a la
insulina Por una parte reconoce el inmenso aporte que ha tenido en la
terapéutica de la diabetes. Por la otra espera un agente eventual que elimine
la inyección diaria y resuelva problemas y situaciones pendientes que la
aplicación de esta hormona no ha podido solucionar.
Este
sentido dinámico que tiene la insulinoterapia, que exige ajuste estricto a un
esquema terapéutico previo, con detalles de artesanía a ejecutar y,
simultáneamente, una elasticidad para adecuarse a situaciones cambiantes,
obliga al médico a conocer a fondo el manejo de la hormona en distintos
momentos fisiopatológicos.
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