martes, 1 de abril de 2014

Insulina para diabéticos

La introducción de la insulina en la terapéutica de la diabetes es de tal importancia que ha dividido todo lo referente a esta enfermedad en dos eras: la preinsulínica y la postinsulínica. No sólo varió el pronóstico sino que cambiaron muchos problemas. Disminuyó la frecuencia e hizo reversibles a la acidosis y coma diabéticos; permitió sin peligro la cirugía y el embarazo y alejó el riesgo de las infecciones. La probabilidad de vida que, en la diabetes juvenil en la era preinsulínica era menor de dos años, se extiende en la actualidad en varias décadas.

Pero la supervivencia prolongada de estos enfermos, la posibilidad de poder mejorar el pronóstico en los embarazos, las intervenciones quirúrgicas o las infecciones o, simplemente, seguir la evolución de la historia natural de una vida, abre al médico una nueva problemática, insospechada en la era preinsulínica, que comprende desde microangio- patía o la patología de la embarazada y del hijo de madre diabética a la ubicación psicológica que tiene el niño o adolescente diabético.

Hay todo un capítulo de patología de la diabetes abarcado por la hipoglucemia por insulina, por la insulinorresistencia, la alergia o las lipoatrofias insulínicas.

La insulina también ocasiona problemas relacionados con la diabe­tes y salud pública. En el plano de la comunidad, ante la necesidad de arbitrar su abastecimiento en condiciones normales o de emergencia, y buscar nuevas fuentes o de producción ante el consumo creciente de esta hormona.

En los últimos quince aflos la situación ha cambiado sustancialmen­te. Se conocen los elementos que regulan la producción desprendimiento, circulación o utilización de la insulina. Se han estudiado los antagonistas y establecido las diferencias entre la insulina endógena y la administrada terapéuticamente. Adquiere importancia, ya no el déficit absoluto, sino el relativo de insulina, y empiezan a explicarse así problemas, como el de los grandes requerimientos o el de la insulinorresistencia.

Paradójicamente, el avance que hubo en los últimos años en el estudio químico, inmunológico o fisiológico de la hormona no se ha manifestado hasta ahora en nuevos elementos respecto de la insulinote- rapia en sí. Desde la introducción de las insulinas en suspensión de cinc (insulinas lentas, ultralentas y semilentas),en 1956, casi no han aparecido nuevos tipos de insulina y los esquemas de aplicación no han cambiado. No se ha podido eliminar la aplicación parenteral.

La introducción de la terapéutica bucal con sulfonilureas y biguani- das plantea una nueva actitud del médico frente a la insulina Por una parte reconoce el inmenso aporte que ha tenido en la terapéutica de la diabetes. Por la otra espera un agente eventual que elimine la inyección diaria y resuelva problemas y situaciones pendientes que la aplicación de esta hormona no ha podido solucionar.


Este sentido dinámico que tiene la insulinoterapia, que exige ajuste estricto a un esquema terapéutico previo, con detalles de artesanía a ejecutar y, simultáneamente, una elasticidad para adecuarse a situaciones cambiantes, obliga al médico a conocer a fondo el manejo de la hormona en distintos momentos fisiopatológicos.

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